En el 1 de junio del 794 es convocado y presidido por Caromagno el concilio de Frankfurt para combatir la herejía del "Adopcionismo" promovida en la península ibérica por Elipando, obispo de Toledo, bajo dominio musulmán, y seguida por Felix, obispo de Urgel, bajo dominio franco. El adopcionismo proclamaba que la naturaleza humana de Jesucristo no procede directamente de Dios, es decir, que se produjo sin la intervención del Espíritu Santo, y que posteriormente es adoptado por Él.

San Pedro bendiciendo al Papa León III y a Carlomagno (mosaico en el palacio de Letrán de Roma).