miércoles, 14 de marzo de 2018

En el año 760 el Papa Pablo I, sucesor de Esteban II, remite al Rey Pipino "el breve", padre de Carlomagno, un antifonario, es decir un libro de cantos para la iglesia y, en la corte carolingia, partiendo de estos cantos romanos y de los cantos galicanos, cantos de la iglesia franca, se elabora el canto gregoriano de la liturgia católica.


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